miércoles, 3 de abril de 2013

El héroe de Ricardo Mariño - Trabajo práctico para Análisis del Discurso II



De todos los bichos de la Planta de Limón el mosquito Efraín era el más sufrido. No había cucaracha, araña

bicho bolita o moscardón que no se riera de él porque era asustadizo, torpe, tímido. Hasta sus padres y hermanos solían murmurar “¡Cabeza de mosquito!”, cuando él cometía un error. “Tengo que hacer algo”, pensaba Efraín mientras en vano trataba de no oír las burlas de sus vecinos.
Un día tomó una decisión: abandonar la Planta de Limón donde vivía, y salir al mundo. De madrugada, mientras todos dormían, se marchó. Voló dos horas seguidas y al fin llegó al puerto. Eligió un barco que tenía un delicioso olor a pescado podrido y se refugió en el camarote del Capitán. Cuando el barco zarpó, Efraín recordó a sus padres y rompió a llorar, pero luego pensó: “Tengo que aprender a ser fuerte, para eso emprendí esta aventura… Recorreré el mundo. Volveré con el ojo furioso…”
Sus problemas empezaron ni bien tuvo que procurarse comida. Efraín se tiró en picada sobre el enorme brazo del capitán, hundiendo su aguijón en la piel.
¡Maldición! – Gritó el hombre, alzando su mano gigantesca. Una milésima antes de que la mano se estrellara contra el brazo, Efraín logró apartarse. Furioso, el capitán agarró un matamosquitos y lo persiguió por todo el camarote. Tras una terrible persecución Efraín escapó por debajo de la puerta. El resto del viaje estuvo lleno de peligros: un temporal lo sorprendió descansando en la vela mayor; otro día fue atacado con armas químicas por el enloquecido cocinero chino que lo bañó con sus aerosoles e insecticidas. Efraín tosió tres horas seguidas. Otro terrorífico momento fue cuando sus patas quedaron pegadas al dulce de leche que comía el fogonero del barco… De todos esos peligros Efraín se las arregló para salir con vida.
El barco amarró por fin en el puerto inglés de Liverpool. Efraín bajó y conoció los sitios más increíbles. Un día peleó contra dos jejenes británicos y los venció. Otro día quedó enredado en las telas de una araña escocesa y, demostrando una fuerza que ni el mismo imaginaba, logró desprenderse.
Mientras tanto los vecinos de la Planta de Limón y, en especial los padres y hermanos de Efraín, no pasaban un día sin recordar al mosquito, arrepentidos por haberlo maltratado. “¿Dónde estará? Qué injustos fuimos. Era un mosquito muy joven y nos burlamos de él” – Decían.
Hasta que una noche sucedió algo increíble: todos los bichos del vecindario se trasladaron hasta el bar “Don Chicho” a ver el partido Argentina – Inglaterra. Cada uno se acomodó como pudo, volando alrededor de la lamparita o sobre el pelo de los hombres que miraban. Pero casi se mueren de emoción cuando, después del gol argentino, vieron que ¡el mosquito Efraín daba vueltas y vueltas ante la cámara, festejando el gol! ¡Efraín estaba en Inglaterra!  
En el segundo tiempo el referí dio un penal para los ingleses. El bar “Don Chicho” pareció estallar de rabia. Una parte de los humanos y casi todos los insectos insultaban al referí alemán. Los demás se agarraban la cabeza, miraban la pantalla como hipnotizados y repetían:
-         Y ahora…
Los insectos se agruparon más cerca del televisor, sobre la cabeza de un señor pelado. El inglés iba a tirar el penal y el arquero argentino esperaba nervioso. Los segundos pasaban, interminables. La pantalla mostró un primer plano  del delantero inglés…
¡Efraín! – Gritó de pronto una mosca - ¡Es Efraín!
Efraín el mosquito estaba sobre la mejilla del delantero inglés esperando que el referí diera la orden para patear el penal.
Está por… por – Alcanzó a murmurar el hermano mayor de Efraín. No alcanzó a decir “picarlo”. El referí hizo sonar el silbato hacia la pelota y cuando estaba por patear Efraín hundió su aguijón en su acalorada mejilla. El delantero se sorprendió, hizo una extraña mueca y tiró la pelota a la tribuna. El “Don Chicho” estalló en gritos de algarabía. Pero en medio de los festejos una cucaracha que estaba sobre la propia mesa del televisor gritó:
-         ¡Esperen!
No fue necesario que explicara nada porque todo se vio con claridad: el jugador acababa de pegarse en la cara, aplastando a Efraín.
Los bichos salieron volando del “Don Chicho” sin interesarse por cómo seguía el partido. Desconsolados regresaron enmudecidos a la Planta de Limón. Fue una noche interminable en la que nadie podía parar de llorar y de decir cosas como “fue un héroe” o “yo jamás me hubiera animado a arriesgarme como lo hizo él”
Bueno, no todas las historias pueden tener final feliz y sobre Efraín el Mosquito sólo falta agregar que a la mayoría de los bichitos que nacieron esa temporada los padres les pusieron su nombre y que cada tanto en el barrio de la Planta de Limón aparece escrita, con indudable letra de insecto, la leyenda “Efraín vive”. Lástima que no sea cierto. 




A partir de la lectura del cuento “El héroe” de Ricardo Mariño, te proponemos las siguientes actividades:
1.     Reconstruí el contexto de producción del texto. Es decir: ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Qué?
2.     ¿Qué aspectos de la cultura e historia argentina son elididos en el texto?
3.     Determiná cuál es la superestructura del texto (Categorías canónicas).
4.     ¿Cuál es la macroestructura del texto? Fundamentá tu respuesta.
5.     Buscá en el texto marcas o huellas del emisor.
6.     Buscá otro texto narrativo infantil donde puedas marcar los mitemas del héroe moderno.



Bien, pero como no todo es estudio y sacrificio te dejamos otro corto animado para que veas (Eso sí: al final tiene actividades para controlar el Sábado)




Observá qué conocimientos se han elidido pero están presentes en el corto.
¿Cómo se logra el humor? ¿Mediante qué recursos? ¿Es humorístico el corto? ¿Podemos encasillar a alguno de los personajes dentro de las características del héroe? ¿Se relaciona el corto con el cuento de Mariño? ¿Cómo?