martes, 6 de mayo de 2014

Soy Leyenda - Richard Matheson.

Buenas noches mis preciados. Hoy les traigo un libro extremadamente original y divertido que para mí
significó todo una experiencia religiosa. Sí, así es.  Porque entendí que años y años de facultad no habían servido para nada más que llenarme la cabeza de conceptos absurdos e imbéciles sobre qué es la literatura. Me explico - si bien rápido y conciso porque todo el mundo odia mis explicaciones –, desde que estudié Lengua aprendí que la Literatura, así con mayúscula, es aquella que trata temas profundos y habla de personajes que sufren peripecias de índole espiritual, que, de una u otra manera; provocan un cambio en la cosmovisión del personaje. De ahí que géneros como la ciencia ficción, el comic y, en menor medida, el terror sean considerados prosaicos por no decir berretas. Entonces me negué a leer textos de tal índole[1]. No obstante un buen día topé este libro en la red. Había visto la película (que por cierto es tan mala como la habitual factura “artística” de Hollywood) y para nada me llamaba la atención. Pero en los comentarios hablaban maravillas de la novela y criticaban la película. Entonces lo bajé y lo leí. Y ¡Wau! Qué buen libro encontré: una novela que plantea un mundo apocalíptico, un futuro en el peor de los estados donde la humanidad se ha transformado en vampiros. Algunos Zombis y otros no muertos. En ese contexto está inmerso el protagonista: Robert Neville, un opaco oficinista que, por casualidades del destino, no cayó con la epidemia. Neville vive sus días entre el claustro y el alcohol (tan necesario, lo sé) nocturno y la caza de vampiros diurna.
Una novela excelente que nos habla de la soledad, de lo trágico del hombre en el mundo y que plantea una hipótesis genial: Ante un cambio de contexto, un fenómeno u aspecto antes aceptado y socialmente abalado, se vuelve un peligro y una ofensa. Entonces hay que eliminarlo.
Una novela sobre el cambio. Y sobre la soledad también. La inmensa soledad del alma humana.
Este libro demuestra que el género fantástico puede ahondar en las profundidades del alma, papá. Acá se los dejo para que lo bajen y lo lean muy de su gusto y guisa. Soy Leyenda.      



[1] Reconozco que, tal vez, podría ser mi cerrazón señal de una cabeza inepta, de pensamiento gomoso y arrastrado, imbuido de teachece; pero bueno es así. 

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