Haruki Murakami
es un autor del que no tenía idea hasta que mi buen amigo el Perro Verde vino y
me
habló, entre alucinado y flasheado, de él. No sabés que bueno es este tipo,
Pablo, me dijo, tenés que leerlo. Confieso que me daba mucha pereza, el libro tiene
300 páginas más o menos, pero como soy un tipo orgulloso y mi amigo me
preguntaba cada vez que lo veía “qué pasó con el libro Pablo, lo leíste, ya lo
leíste” y así una y mil veces me dispuse a leerlo. Eso fue el verano pasado,
cuando el 2013 recién empezaba y no sabía que te iba a conocer.
Bueno, la verdad
que empezar a leerlo y terminarlo fue un acto continuo y casi desapercibido
porque el libro es muy entretenido, muy rápido. Ágil e inteligente.
Les cuento cómo
viene la mano.
Todo empieza
cuando Aomame, una de las protagonista, se ve atorada en un embotellamiento de
coches en plena capital de Japón y, urgida por un compromiso, sigue el consejo
de un taxista que le dice que, ahí no más, al lado de donde está ella; hay una
escalera que desciende y la lleva al otro lado, a donde va ella. Aomame
desciende al túnel y lo atraviesa. Cuando sale de nuevo a la superficie el
mundo ha cambiado. Pero no de forma abrupta ni marcada, el único detalle es que
ahora percibe una luna más pequeña junto la luna que vemos todos. Ese es el comienzo
de un viaje de descubrimiento del destino, de confrontación con la soledad y de
reconocimiento del amor verdadero.
Por otro lado
está Tengo, un oscuro profesor de matemática que posee un gran talento para
escribir. No ha publicado nada pero un editor sabe que es un tipo con futuro en
las letras y constantemente le encomienda artículos y textos para foguearlo.
Hasta que un buen día le encarga reescribir “La crisálida del Aire”, la novela de una chica quinceañera que
tiene una muy buena trama (“algo extraño, diferente que enamora y asusta a la
vez”) pero una pésima redacción. Tengo, con mucho resquemor y mucha más culpa,
acepta el trabajo. Ahí él también entra en este mundo paralelo de dos lunas y,
como Aomame, comenzará un viaje de descubrimiento y aprendizaje.
La novela
transcurre en 1984, el título – ya sé que te diste cuenta, pero igual lo digo -
remite a 1984 de Orwell. Para mí la
relación es que en la novela de Murakami solo unos poco son capaces de ver más
allá de la realidad tangible, solo unos pocos son capaces de ver las dos lunas
como en la novela de Orwell solo unos pocos son capaces de percibir el sistema
opresivo que los aplasta.
La novela tiene
también infinidad de motivos que reaparecen obsesivos y que contribuyen a crear
un clima de policial fantástico, de novela sobre la literatura u obra musical.
Tales temas son la Sinfonietta de Leoš
Janáček que oficia de fondo musical de
la obra, también el tema de las sectas y su influencia en los niños, el tema de
la escritura y los concursos literarios y algunas cositas más que, al año de
haberla leído y después de haberte conocido, se me han olvidado.
Acá se los dejo,
para que lo disfruten: Haruki Murakami – IQ84.
También la Sinfonía que oficia de telón musical en la obra: