Leí a Jorge Barón Biza a través de su padre, el sexista y violento misógino, mal llamado "escritor maldito", Raúl Barón Biza en los días de la universidad.
Conseguí la novela "El derecho a matar". Se trata de un texto en el que se justifica el feminicidio por infidelidad. La nota escandalosa, para Raúl Barón Biza, reside en que al narrador homoautodiegético (AKA protagonista) lo gorrean su esposa con otra mujer. En consecuencia, se arroga "el derecho de matar". Un femicida que, y he ahí lo tremendo, consumó su violencia en la realidad objetiva. Un libro horrible, que copia estilísticamente a Cambaceres pero sin conseguir la plasticidad de su prosa, desde mi humilde punto de vista. Por supuesto, mi subjetividad, siempre tan presente, filtra mi opinión. Y como es evidente, no me gustó en lo más mínimo el patético y odioso personaje interpretado por Raúl Barón Biza. Me gustaría leer el resto de tus textos y desperdiciarlo. O exonerarlo, al menos, en mi fuero interno. Ahora bien, deteniéndonos en esta definición, considero que el gran valor de Raúl fue engendrar e inspirar a Jorge Barón Biza, su hijo. Víctima directa de su egoísmo y orgullo; Un verdadero escritor también. Con un solo libro quiere decir y consigue mucho más que Raúl. El desierto y su semilla es su única novela, cuyo texto se publicó en el momento de su publicación. Tanto es así que Jorge lo editó de su propio bolsillo. Edición de autor como la llaman. Un concepto que, según se mire, puede interpretarse como bueno o malo. Supongo que en el caso de Biza fue algo malo ya que lo había presentado en el concurso Planeta y ni siquiera quedó preseleccionado. De hecho, la novela quedó relegada a los estantes del olvido hasta la trágica muerte de su autor por suicidio. Su padre primero, su madre segundo y su hermana tercero, le marcaron un rumbo del que no sabía o no quería escapar. Sin embargo, la violencia simbólica y física había comenzado hace mucho tiempo, en la época de la juventud de Raúl Barón Biza y sus abusos y abusos de clase. En efecto, Jorge Barón Biza fue testigo desde pequeño de los abusos de un padre narcisista que nunca supo quitar la vista de su propio ombligo. Tanto es así que el último acto de violencia, antes de suicidarse, como todo narcisista, de forma brutal y espectacular; fue arrojar ácido en la cara de la madre de nuestro autor para que "su cara fuera lo último que vi". Que guacho más cariñoso ¿no? Es a partir de este suceso que comienza la novela de Jorge Barón Biza. Así, podemos aseverar, junto a las conceptualizaciones que nos ofrece la bella academia, que el texto trabaja desde el pacto de la ficción, proponiendo una trama que tiene claves autobiográficas pero que no deja de transitar el camino de la ficción. De hecho, si tengo que ser riguroso en la calificación, debo decir que el texto nunca fue presentado por su autor como una autobiografía. Un texto que vale la pena leer. Algunos críticos lo catalogan, junto con otro suicida, Salvador Benesdra y su novela El Traductor, como el texto más importante del siglo XX. Mire, sé que es usted un irresponsable con semejante afirmación. Pero sé que los parámetros para definirlo así son que apareció y se publicó, por primera vez, en el under, que es la única obra de su autor (al igual que el caso de Benesdra) y que son muy representante del mundo de los noventa. Aquí para descargar: El desierto y su semilla.