Acá en Mendoza, Ángel Bustelo tiene como reconocimiento a su vía crucis un auditorio que lleva su
nombre. Es un montón el homenaje frente al ninguneo que ha sufrido la cantidad de personas que han sido perseguidas tanto por los aparatos represivos del estado (Althusser, 1979) como por los otros, los más oscuros y siniestros -porque tienen la impunidad del poder y el dinero-, los parapoliciales y privados. Sin embargo, el estilo del partido que tradicionalmente gobierna Mendoza, consiste en hacer reconocimientos ceñidos a las fechas y a meras conmemoraciones que replican el recurso de la baldosa inscripta. Así, se cumple con la “memoria” tan necesaria para el pueblo... Esa memoria del gobierno es omisiva porque se recuerda solo las fechas, dejando de lado otros aspectos necesarios de abordar como el contexto socio histórico y las ideologías de la persona homenajeada. Porque sin el porqué, el cuándo no tiene sentido.
En efecto, el gobierno de Mendoza no ha reeditado la obra, aunque sea alguna, de Ángel Bustelo ni siquiera la que aquí les comparto (como absoluta novedad del blog, aclaro) que engarza su escritura con Di Benedetto. Así, el gesto queda en la nada misma cuando el tiempo borra las inscripciones, si no se protege la memoria con acciones revolucionarias como reimprimir la literatura mendocina, como repartirla gratuitamente por las escuelas de la provincia.
Volviendo a Di Benedetto, es el más reconocido, difundido y estudiado autor mendocino del siglo XX. Ya lo sabía Bustelo cuya obra no tiene el mismo valor literario que la de Di Benedetto pero bien vale como testimonio en lo social como en lo político de un habitante de la Mendoza del siglo XX. Además Bustelo posee el reconocimiento de ser el hombre más perseguido y encarcelado por las sucesivas dictaduras argentinas que le tocó vivir. Dicho sea de paso: menos el golpe del 30, vivió todas.
Respecto al libro, El silenciero cautivo, si bien promete una narración de cuño histórica, más bien es un texto híbrido en el que conviven distintos recursos textuales con entramados diversos. Les explico muy al pasar: el texto está dividido en tres partes. La primera es una ficción con referentes históricos muy claros que se centra en la experiencia de un narrador testigo que se cruza algunas veces con Di Benedetto, trasmutado, en Suetonio Da Bene. La segunda recupera algunos encuentros y eventos del narrador con Di Benedetto, así como algunos testimonios que explican las causas de su encierro. Y al parecer, no son ni más ni menos, que ciertos espacios a solicitadas que Di Benedetto, más por inocencia que por compromiso ideológico, publicó en el infame diario Los Andes. La tercera parte consiste en una serie de poemas dedicados al ilustre mendocino.
Así es que cumplo con un deber civil: socializar este texto que expone la pluma y la ideología de Ángel BusteloÁngel Bustelo.