sábado, 29 de marzo de 2014

Futilidad o el hundimiento del Titán - Morgan Robertson (1898)


Morgan Robertson fue un escritor norteamericano. Nació en 1961 y murió en 1815. El 24 de marzo, para ser más exacto. Lo encontraron en una habitación, sentado en un sillón, mirando el mar. Muerto. Causa: sobredosis de protiodide.
De Robertson se puede decir mucho. Por ejemplo que es el probable inventor del periscopio, que fue un exacerbado rebelde que vivió en la más mísera de las miserias, que pugnó contra el american way of life hasta que los excesos se lo llevaron. También podemos decir que fue un muy buen escritor de ciencia ficción de su tiempo que – así, de forma similar a Julio Verne – a fuerza de certezas en sus obras hoy es recordado como un premonitor.
Es este último aspecto el que acá nos convoca porque les traigo la novela Futilidad o El hundimiento del Titán. Un hermoso texto que, de forma desconcertante anticipa la tragedia del Titanic. Y es así mis amigos porque el barco de la ficción se llama muy parecido (Titán), porque la cantidad de pasajeros es similar, porque los motivos son los mismos (la tecnología desafiando a la naturaleza), porque la causa de la muerte de gran cantidad de pasajeros fue la igual: la escasez de botes salvavidas, porque hasta el apellido de ambos capitanes es el mismo: Smith, porque fue en el mismo mes: Abril.
No obstante la novela, cuando fue la catástrofe del Titanic, lejos de conseguir notoriedad, pasó desapercibida. ¿Causa? La gente estaba más interesada en los escabrosos detalles que publicaba la prensa respecto al accidente que en una ficción premonitoria.
Más allá de estos detalles Futilidad es una muy linda novela que, según mi rígida  formación, podría clasificar como Postromántica. ¿Por qué? Porque – y casi muy parecido al adefesio romántico con que Hollywood contó la historia del Titanic – en torno a la tragedia transcurre una historia de amor. Pero, y acá agradézcanme muchachos, no como la de Titanic, no.   Les cuento cómo viene la mano: el protagonista, Rowland es un oficial venido a menos que, por causa del alcohol y los excesos, está de marino raso en el Titán. Allí también está la muchachita – que no recuerdo el nombre y me da pereza indagar el papel – que una vez fue su novia pero que lo dejó. Ella está casada con un hombre adinerado. Tienen una niña. En el barco se reencuentran, como habrán supuesto, y Rowland  entiende que aún la ama. Ella, en cambio, piensa mal del marino perdedor.
La historia está en el plano romántico, entendido tanto desde lo literario como desde lo cotidiano que el término designa. Lindo texto para leer con tu chica de la mano, un domingo en el parque mientras pensás en el brillante futuro que te espera como docente, mientras añorás esos años de éxito que vendrán, mientras suponés cuánta gente linda conocerás. Acá te lo dejo para que, la clase que viene, cuando nos veamos; rindas un examen, entregues un informe y te ganes una buena nota. O no. Vos sabrás.
Acá lo tenés: 

The Frighteners (AKA: Muertos de miedo) - Peter Jackson (1996)

The Frighteners es una película de 1996. Acá se conoció como “Muertos de miedo”.
La película es excelente. Sin embargo pasó desapercibida para el público general.
Vamos a ver por qué es tan pero tan buena.
Primero porque mezcla con desparpajo y libertad varios géneros. Empieza siendo una película cómica, que más bien parece caminar por el lado de la risa simple. No obstante, a medida que la historia avanza y la trama se complejiza se va transformando en un verdadero thriller de horror.  
Otro aspecto destacable, y si sos un tipo sensible y dado a la comulgación con lo demás; es que fue este el último papel estelar de Michael J. Fox antes del Parkinson. Si no conocés a este señor te cuento que es inolvidable por haber interpretado al canchero Marty Mc Fly en Volver al futuro. Confiezo que no me caía muy bien Fox, justamente, por este papel. Siempre he encontrado a tal personaje muy pedante, cargado de paradigmas yanquis del peor gusto. De hecho, y yéndome pero no muchísimo, me cae mejor el personaje del padre: un escritor de ciencia ficción fracasado y sometido. ¿Por qué? Porque me sospecho en lo de fracasado y me descubro en lo de sometido.
Michael Fox, en los noventa, era un actor en ascenso que estaba eligiendo bien los peldaños a la cresta hollywoodense. Había interpretado al soldado botón y justiciero de Crímenes de guerra (junto a Sean Penn), a un actor histérico en una peli policial con James Wood y,  acá a Frank Banister. Tres roles que le hacen justicia y mostraron a un actor versátil, que podía dar mucho más.   
Les cuento un poquito de la trama: Frank Bannister es un arquitecto venido a menos que, a causa de un accidente, ha adquirido la capacidad de ver espíritus. Sí, ya sé: ¡qué chotera! Es verdad, pero ya desde el principio la película tira otra idea, escapa a los parámetros clásicos porque Frank Banister, acompañado de tres fantasmas ha montado una empresa para, literalmente, timar incautos o, si mejor entendés, “desplumar pichones”. De este modo los fantasmas irrumpen en algún hogar, mueven los muebles y revuelven los cabellos hasta generar la paranoia necesaria para que los pichones requieran los servicios de Bannister, cuya tarjeta, apropiadamente, ha sido depositada en algún lugar visible. He ahí, para mí, una clara muestra de alternativa al rigor de Hollywood. Pero no solo esto. No amiguitos. La película, que como conté arranca en plan comedia romántica, va virando de a poco a causa de un extraño hecho que comienza a aquejar al pueblo: la gente comienza a morir de infartos. Banister empieza a investigar los hechos y, el patético perdedor que nos presentaron, empieza un derrotero que lo llevará a límites inciertos.
Vale destacar también la gran calidad de los efectos, filtros y colores de la película – no seas nabo y contextualizá que esto se filmó en 1996, cuando vos eras menos que un esperma – que colaboran a construir la atmósfera de comic siniestro y oscuro.
Mención aparte merece el hecho de que el director es Peter Jackson - sí, el director de El señor de los anillos y King Kong (ambas muy bonitas, en especial King Kong que siempre me arranca lágrimas cuando matan al mono) - pero en el peldaño inmediatamente anterior a la popular saga. De hecho, revisando en la red, encontré que fue The Frighteners la que le permitió acceder a El señor de los anillos. Interesante. ¿No?
Bueno pibe, te dejo una tremenda película para el finde. Tiene de todo: amor, aventuras, terror y, lo más importante, una trama inteligente. Aspecto que, según pienso yo, es lo único que, al fin, define una obra imperecedera de otra que sí. Acá tenés papa:

pArte uanpaRte duóparTe tripartE cuá y, claro, los subtítulos.       

Trailer: